SOBRE LAS ELECCIONES Y LOS DESAFÍOS DE LOS SECTORES POPULARES
Desde el Movimiento Sur queremos aportar al debate abierto en el marco de las elecciones porteñas y nacionales, al que recientemente se incorporaron las ideas planteadas por el espacio de la izquierda independiente en la UBA; el espacio de compañeros con quienes compartimos las mismas ideas de construcción de una nueva izquierda, que se exprese tanto en la Universidad, con nuevas formas de participación, organización y representación estudiantil, como en el camino de los movimientos sociales y los procesos políticos latinoamericanos históricos y actuales. Es decir, una nueva izquierda que presione para terminar de nacer, que recree la construcción de alternativas populares para nuestra Patria Grande.
Queremos aportar al debate para profundizarlo, sin perder de vista el momento político y la disputa que se abre en estas elecciones, enmarcadas en el enfrentamiento de la izquierda y el progresismo contra el macrismo. Sin embargo, entendemos que no debemos ceñir el debate solo en este punto, pues son estratégicos los pasos que debemos dar en esta Argentina convulsionada.
1- A cerca de la gestación de una herramienta política que represente los intereses populares. Organización, lucha social y construcción de poder político para disputarle a la derecha.
a- A pocas horas de las elecciones porteñas y a pocos meses de las nacionales queda más que evidenciada la necesidad de conformar un bloque unitario de fuerzas del campo popular que apuesten a un cambio real en el orden político, económico, social y cultural en la Argentina; sin embargo, es importante resaltar la importancia de la batalla electoral y caracterizar bien qué está en juego y quiénes son las opciones que se nos presentan. Los monopolios mediáticos y sectores de la economía concentrada intentan construir la polarización: en la Capital con la encrucijada Filmus/ Macri y en la nacional Cristina-Boudou/ Alfonsín- De Narváez. Para nosotros, este es un debate falso que penetra incluso en algunas fuerzas populares y de izquierda, acentuando una cultura del conformismo y la derrota de una izquierda que espera el momento “adecuado” para irrumpir en el escenario político real.
Entendemos que la posibilidad de una Nueva Izquierda no debe resignar el poder del pueblo de la misma forma que no debe relegar la construcción en el plano electoral para los sectores concentrados de la economía y los partidos liberales tradicionales. Es nuestro deber animarnos a expresar en votos lo que construimos día a día en el seno de este pueblo.
b- El cambio no solo va a venir cuando los de arriba estén debilitados y desacreditados socialmente. Las posibilidades de hacer algo distinto tiene mucho que ver con lo que hacemos todos los días para que esta realidad no sea así. No dar la batalla ahora sería dejar vació un espacio en la sociedad que reclama ver y ser convencida por un alternativa política genuina y popular, tarea pendiente desde la crisis de representación política del bipartidismo en el 2001.
c- ¿Es imposible un cambio revolucionario en nuestros tiempos? ¿Y en la Argentina? Ya lo han demostrado experiencias como las de Venezuela, Bolivia y Ecuador, procesos de cambios, de transformaciones profundas que acceden al poder por la vía electoral, procesos no ajenos a contradicciones internas que van buscando resolver a favor el pueblo. Lo demuestran los movimientos sociales que asumen su rol en la participación y en el empoderamiento de la política. Reivindicamos el trabajo hecho por el campo popular para que Lugo sea Presidente de Paraguay y el papel de astucia y perseverancia de Ollanta Humala para llegar a la presidencia de Perú, como también así la paciencia del MPP para ganar el consenso en la sociedad y la dirección política dentro del Frente Amplio uruguayo. Sin duda alguna estos son ejemplos de una clara vocación de poder, coherencia, perseverancia y confianza en el pueblo.
Por lo tanto, que el espacio de centro- izquierda e izquierda y que el campo popular encuentre límites o dificultades de distinta índole para dar la batalla político- electoral no es nada nuevo, ni es motivo por el cual debamos pararnos por fuera de un momento de disputa tan importante como son las elecciones. No hay nada que deba paralizarnos y dejarles la cancha servida a los sostenedores del statu quo. No podemos dejar de sorprendernos cuando los compañeros de la izquierda independiente valoran tanto las banderas que se instalaron de la mano de Pino y el Movimiento Proyecto Sur. Pero ¿Qué paso que no han hecho nada para alimentar y empujar ese proceso y golpear con un solo puño?; si en todo caso, les parece interesante dicha propuesta pero evalúan que actualmente perdió atractivo o vitalidad ¿Qué es lo que hicieron para que se fortalezca una opción política que instale banderas de lucha y de cambios estructurales a lo largo y ancho de la Argentina? Aquí es donde detectamos falta de compromiso y una postura testimonial y sectaria. O en todo caso, si los compañeros independientes de izquierda hoy rescatan permanentemente las políticas progresistas del gobierno, pero paralelamente se lamentan de que la estructura liberal del PJ sea la que tiene cada vez más y más peso en la conducción del proyecto de gobierno ¿Qué es lo que han hecho o hacen los compañeros para robustecer una alternativa que consideran progresista dentro del Kirchnerismo?
Es tarea de todo el campo popular dejar de ser meros relatores de la realidad política y cumplir un verdadero papel en la construcción del poder popular y entender las contradicciones en esos procesos.
2- Sobre el compromiso inclaudicable con la construcción una nueva herramienta política con representación o la espera.
Si “lo nuevo no termina de nacer” no podemos esperar a que suceda simplemente; hay que pujar entre todos y en todos los terrenos, no ceder “ni un tantito así” a las fuerzas del bipartidismo, del modelo de injusticia, de la concentración de la riqueza, la entrega y el saqueo de nuestros recursos naturales y estratégicos en el que vivimos desde hace décadas.
No es solo proponer la lucha y el debate en general, sino hacer que esa organización popular crezca, se unifique y se traduzca en la conquista de espacios de poder en el Estado para retroalimentarla desde allí y construir un gobierno popular, sin perder de vista que no va a ser un proceso lineal ni carente de contradicciones. La historia viva de nuestro pueblo nos enseña que siempre hubo resistencia a los embates de los sectores dominantes. Supimos derrotar la propuesta neoliberal, cuando una gran parte de los sectores de izquierda claudicaron porque entendían que la oscuridad del neoliberalismo iba durar más de una década.
En definitiva, el desafío que se nos plantea es poder traducir esa lucha en una herramienta que vaya disputando la conducción del Estado. En este marco, proponer una convocatoria a espacios de debate y actividades para empezar a pensar un proyecto de “largo plazo” es (por lo menos) escueto. Demuestra una subestimación de la experiencia de las luchas y las potencialidades de todos los sectores que le dan batalla a las políticas del Gobierno de la Ciudad.
Dejando de lado excusas y tentaciones de querer quedar bien con todos, deberíamos no reproducir la cultura de la izquierda tradicional; la cultura de la crítica destructiva, del “ladra y no muerde”. No debemos reproducir propuestas sectarias como la única respuesta y plantear solo los limites en aquello que los sectores populares vamos construyendo. Dicha cultura no solo denota la falta de vocación de poder, sino también una clara dificultad para confluir en una opción que dispute con unidad a los enemigos comunes de todas las fuerzas del campo popular.
Es difícil ver la utilidad de un pueblo organizado que tenga como tarea ser espectador en los escenarios de disputa y esperar a que el proceso se depure y recién ahí decidir ser parte. Esta visión no aporta al crecimiento de los niveles de conciencia y organización en la lucha por una sociedad más justa. Por el contrario, es necesario intervenir enérgicamente en los procesos y dar las disputas que haya que dar, pujando para que los objetivos históricos del campo popular se hagan reales. En síntesis, la vía para materializar esos objetivos es a través de la organización y la construcción del poder popular, pero también, y en igual medida, en desarrollar una táctica que permita intervenir en los procesos electorales en miras de quebrar la hegemonía de los partidos tradicionales.
3- Sobre el escenario electoral en la ciudad.
a- Lo prioritario en esta elección:
Evaluamos que la prioridad es el fin del macrismo en el Gobierno de la Ciudad, que somete a las grandes mayorías a la pobreza, el desfinanciamiento en materia de vivienda, educación y salud, como a la persecución y represión de las luchas populares. Al ser prioritario, apostamos al Movimiento Proyecto Sur como el espacio estratégico para enfrentar al macrismo; sin dejar de reconocer la calidad de los militantes en las otras listas de izquierda.
Entendemos que este espacio (que en el 2009 se constituyó como la segunda fuerza con un 24%) es el reflejo de una realidad política que se encuadra en nuestro objetivo prioritario: sacar a Macri y conformar un gobierno popular en la Ciudad.
b- ¿Es Filmus progresista?:
Es una visión equivocada disociar la figura de Filmus (junto a su manejo discursivo y mediático) de las alianzas que representa, conducidas por lo peor del partido justicialista y no resaltar su condición de vocero de un proyecto hegemónico de un sector importante de la derecha en la Argentina. El Kirchnerismo en la Ciudad difícilmente genere algo muy distinto (a corto o mediano plazo) de lo que genera el Kirchnerismo en la Provincia de Bs As con Scioli, o en la provincia de San Juan con Gioja, en Córdoba con Schiaretti y de la Sota de la mano del fraude político, en Formosa con Insfrán de la mano de la persecución y el saqueo de tierras y recursos que defienden nuestros pueblos originarios, entre otros. Al fin y al cabo, todos son engranajes de un mismo proyecto hegemónico en la Argentina.
c- ¿¿¿¿Es lo mismo votar a Filmus, a Pino, a Zamora o al FIT???:
No. Pino Solanas se constituye como el candidato de un espacio que trae un programa político integral que compone un sistema de democracia participativa, con un fuerte anclaje en lo social, educativo y salud para mejorar el estilo de vida de todos y pensar en aquellos que todavía no resuelven los grandes problemas de vivienda y transportes. Bajo la consigna “Entre Todos Podemos” Pino llama a todxs a ser parte de un proceso de transformación política y social, a pensar en una Ciudad que amplíe sus trincheras y que no diferencie norte de sur, ni centro de periferia, sino “TODXS” para que haya equidad y justicia social. Los movimientos políticos y sociales que acompañamos la candidatura de Pino a Jefe de Gobierno, somos un espacio antagónico al bipartidismo por definición, que encarna un proceso de transformación estructural y con vocación de representación, que ninguna de las otras opciones podrían llevar adelante.
Es solo una chicana televisiva del PJ-K, al mejor estilo Clarín, hablar de que Pino hace acuerdos con la derecha. Sería bueno explicitarlo más que utilizarlo como cliché. De la misma forma, habría que ver en que iniciativa, acción o ley eso sucedió o sucede. El inter- bloque Movimiento Proyecto Sur ha votado y elabora proyectos en el Congreso Nacional que no difieren en absoluto con el programa político que lleva como bandera.
En síntesis, entendemos que en medio de un planteo plagado de ambigüedades y contradicciones, los compañeros independientes no se encuentran a la altura de las circunstancias. Al desligarse de toda posición sobre una opción electoral su posición se torna directamente funcional al macrismo en cuanto a la dispersión del voto opositor, como a los aparatos políticos, punteriles y mediáticos que redoblan su poder ante la dispersión de las fuerzas progresistas.
Las urgencias en la Ciudad son hoy. La mortalidad infantil, la represión, la falta de vivienda digna, el abandono de la salud y educación públicas, los negociados de saqueo entre empresas privadas y el Estado, la pérdida del espacio público, son problemáticas y derechos vulnerados que nos exigen con urgencia ir dando respuestas en cada coyuntura mientras fortalecemos una opción a largo plazo. Como decíamos, “sin prisa pero sin pausa” hay que ir dando pasos que le achiquen el terreno a los partidos tradicionales y a las nuevas expresiones de la derecha, sin esperar que caiga del cielo algo que exprese cabal, pura y de forma idealizada, lo que imaginamos en una construcción popular. Es por ello que invitamos a los compañeros a hacer una relectura del proceso argentino y retomar los análisis de Alvaro Linera sobre el proceso boliviano, para entender algunos de los procesos que en America Latina se dan con similar característica y volver a pensar que hacer en la Argentina.
4- Somos la juventud que no se conforma
Somos parte de la juventud que no se conforma. La que no le cree al falso progresismo del gobierno. La que construye desde abajo para cambiar la realidad de fondo. La que no quiere retroceder ni conformarse con lo que hay porque “es lo mejor que podemos tener”. La que en estas elecciones se la juega, y se la juega no solo para ganar, se la juega para dejar bien claro lo que una porción cada vez más grande de la sociedad reclama: un futuro mejor para todxs. Somos parte de la juventud que hoy apuesta a Pino en la Ciudad, apuesta a Luis Juez en el Frente Nuevo, como en Santa Fe con el Socialismo. La juventud que apuesta a una propuesta opositora a la izquierda del gobierno con Binner presidente y un Frente Amplio y Progresista que ya ganó la primer batalla: conformar una herramienta independiente del bipartidismo y del poder económico, uniendo sectores de izquierda, del progresismo, de los movimientos sociales y sindicales, que sienta las bases (y no el techo) de un proyecto emancipador para la Argentina.
El desafío de ir superando cada vez más una alianza y aglutinamiento progresista electoral y llevarla a la construcción de un Frente Progresista a nivel nacional se pone de manifiesto frente a nosotros. Debemos construir una opción progresista a la izquierda del gobierno que tome como banderas principales, la defensa de los recursos naturales, la reforma impositiva, gravar la renta financiera, la redistribución de la riqueza, la equidad de género y la construcción de políticas públicas que incorporen también a los sectores juveniles. En esta nueva herramienta se debe plantear otra cultura política alejada del burocratismo y la corrupción, abandonar los debates en mesas chicas y plantar una democracia participativa desde las bases.
Vemos que este año por primera vez desde la recuperación de la democracia en 1983, las fuerzas progresistas van a la disputa del gobierno -con fuertes posibilidades de lograrlo- en tres de los cuatro principales distritos del país. Con Luis Juez en Córdoba, los Socialistas en Santa Fe y Pino Solanas en la Ciudad de Buenos Aires, se abren posibilidades concretas de que expresiones por fuera de los partidos tradicionales gobiernen sobre casi el 30% del electorado nacional. Un hecho potente e inédito, que refleja que a la izquierda del gobierno kirchnerista -y del radicalismo- no está solo “la pared”, como gustan decir. Más aún, las fuerzas populares presentaremos también en los próximos comicios una opción electoral que le dé batalla al bipartidismo, tanto en las presidenciales como en la estratégica provincia de Buenos Aires, con el objetivo de sentar las bases para la construcción en los próximos cuatro años de una alternativa política que busque decididamente el gobierno en el 2015.
En este proceso debemos pujar por que "La representación política sea un gran Frente Nacional y Popular que exprese a todo el pueblo, punto de unidad para la acción de las fuerzas políticas y sociales que comparten la lucha contra la dependencia, el neoliberalismo, y un programa común de país. Entendemos que la garantía de solidez y amplitud en la construcción del mismo que permita alcanzar el triunfo, tal como lo enseña nuestra propia historia, es lograr un fuerte peso en la conducción de dicha alianza de los sectores populares más consecuentes y decididos". En todo frente político progresivo para la sociedad se encuentran las fuerzas políticas consecuentes y las vacilantes. El desafío en cuestión es lograr la dirección de esa alianza para alcanzar los objetivos inmediatos y estratégicos. Por todo esto, desde el Movimiento SUR y la Agrupación Secundaria Sudestada, convocamos al movimiento estudiantil a tomar esta herramienta política con nuestras manos. A militar un proyecto político de jóvenes comprometidos con su pueblo.
Unidos Venceremos
"Lo importante no es sólo entender el mundo de otro modo,sino también hacer algo para cambiarlo." Gramsci
Queremos aportar al debate para profundizarlo, sin perder de vista el momento político y la disputa que se abre en estas elecciones, enmarcadas en el enfrentamiento de la izquierda y el progresismo contra el macrismo. Sin embargo, entendemos que no debemos ceñir el debate solo en este punto, pues son estratégicos los pasos que debemos dar en esta Argentina convulsionada.
1- A cerca de la gestación de una herramienta política que represente los intereses populares. Organización, lucha social y construcción de poder político para disputarle a la derecha.
a- A pocas horas de las elecciones porteñas y a pocos meses de las nacionales queda más que evidenciada la necesidad de conformar un bloque unitario de fuerzas del campo popular que apuesten a un cambio real en el orden político, económico, social y cultural en la Argentina; sin embargo, es importante resaltar la importancia de la batalla electoral y caracterizar bien qué está en juego y quiénes son las opciones que se nos presentan. Los monopolios mediáticos y sectores de la economía concentrada intentan construir la polarización: en la Capital con la encrucijada Filmus/ Macri y en la nacional Cristina-Boudou/ Alfonsín- De Narváez. Para nosotros, este es un debate falso que penetra incluso en algunas fuerzas populares y de izquierda, acentuando una cultura del conformismo y la derrota de una izquierda que espera el momento “adecuado” para irrumpir en el escenario político real.
Entendemos que la posibilidad de una Nueva Izquierda no debe resignar el poder del pueblo de la misma forma que no debe relegar la construcción en el plano electoral para los sectores concentrados de la economía y los partidos liberales tradicionales. Es nuestro deber animarnos a expresar en votos lo que construimos día a día en el seno de este pueblo.
b- El cambio no solo va a venir cuando los de arriba estén debilitados y desacreditados socialmente. Las posibilidades de hacer algo distinto tiene mucho que ver con lo que hacemos todos los días para que esta realidad no sea así. No dar la batalla ahora sería dejar vació un espacio en la sociedad que reclama ver y ser convencida por un alternativa política genuina y popular, tarea pendiente desde la crisis de representación política del bipartidismo en el 2001.
c- ¿Es imposible un cambio revolucionario en nuestros tiempos? ¿Y en la Argentina? Ya lo han demostrado experiencias como las de Venezuela, Bolivia y Ecuador, procesos de cambios, de transformaciones profundas que acceden al poder por la vía electoral, procesos no ajenos a contradicciones internas que van buscando resolver a favor el pueblo. Lo demuestran los movimientos sociales que asumen su rol en la participación y en el empoderamiento de la política. Reivindicamos el trabajo hecho por el campo popular para que Lugo sea Presidente de Paraguay y el papel de astucia y perseverancia de Ollanta Humala para llegar a la presidencia de Perú, como también así la paciencia del MPP para ganar el consenso en la sociedad y la dirección política dentro del Frente Amplio uruguayo. Sin duda alguna estos son ejemplos de una clara vocación de poder, coherencia, perseverancia y confianza en el pueblo.
Por lo tanto, que el espacio de centro- izquierda e izquierda y que el campo popular encuentre límites o dificultades de distinta índole para dar la batalla político- electoral no es nada nuevo, ni es motivo por el cual debamos pararnos por fuera de un momento de disputa tan importante como son las elecciones. No hay nada que deba paralizarnos y dejarles la cancha servida a los sostenedores del statu quo. No podemos dejar de sorprendernos cuando los compañeros de la izquierda independiente valoran tanto las banderas que se instalaron de la mano de Pino y el Movimiento Proyecto Sur. Pero ¿Qué paso que no han hecho nada para alimentar y empujar ese proceso y golpear con un solo puño?; si en todo caso, les parece interesante dicha propuesta pero evalúan que actualmente perdió atractivo o vitalidad ¿Qué es lo que hicieron para que se fortalezca una opción política que instale banderas de lucha y de cambios estructurales a lo largo y ancho de la Argentina? Aquí es donde detectamos falta de compromiso y una postura testimonial y sectaria. O en todo caso, si los compañeros independientes de izquierda hoy rescatan permanentemente las políticas progresistas del gobierno, pero paralelamente se lamentan de que la estructura liberal del PJ sea la que tiene cada vez más y más peso en la conducción del proyecto de gobierno ¿Qué es lo que han hecho o hacen los compañeros para robustecer una alternativa que consideran progresista dentro del Kirchnerismo?
Es tarea de todo el campo popular dejar de ser meros relatores de la realidad política y cumplir un verdadero papel en la construcción del poder popular y entender las contradicciones en esos procesos.
2- Sobre el compromiso inclaudicable con la construcción una nueva herramienta política con representación o la espera.
Si “lo nuevo no termina de nacer” no podemos esperar a que suceda simplemente; hay que pujar entre todos y en todos los terrenos, no ceder “ni un tantito así” a las fuerzas del bipartidismo, del modelo de injusticia, de la concentración de la riqueza, la entrega y el saqueo de nuestros recursos naturales y estratégicos en el que vivimos desde hace décadas.
No es solo proponer la lucha y el debate en general, sino hacer que esa organización popular crezca, se unifique y se traduzca en la conquista de espacios de poder en el Estado para retroalimentarla desde allí y construir un gobierno popular, sin perder de vista que no va a ser un proceso lineal ni carente de contradicciones. La historia viva de nuestro pueblo nos enseña que siempre hubo resistencia a los embates de los sectores dominantes. Supimos derrotar la propuesta neoliberal, cuando una gran parte de los sectores de izquierda claudicaron porque entendían que la oscuridad del neoliberalismo iba durar más de una década.
En definitiva, el desafío que se nos plantea es poder traducir esa lucha en una herramienta que vaya disputando la conducción del Estado. En este marco, proponer una convocatoria a espacios de debate y actividades para empezar a pensar un proyecto de “largo plazo” es (por lo menos) escueto. Demuestra una subestimación de la experiencia de las luchas y las potencialidades de todos los sectores que le dan batalla a las políticas del Gobierno de la Ciudad.
Dejando de lado excusas y tentaciones de querer quedar bien con todos, deberíamos no reproducir la cultura de la izquierda tradicional; la cultura de la crítica destructiva, del “ladra y no muerde”. No debemos reproducir propuestas sectarias como la única respuesta y plantear solo los limites en aquello que los sectores populares vamos construyendo. Dicha cultura no solo denota la falta de vocación de poder, sino también una clara dificultad para confluir en una opción que dispute con unidad a los enemigos comunes de todas las fuerzas del campo popular.
Es difícil ver la utilidad de un pueblo organizado que tenga como tarea ser espectador en los escenarios de disputa y esperar a que el proceso se depure y recién ahí decidir ser parte. Esta visión no aporta al crecimiento de los niveles de conciencia y organización en la lucha por una sociedad más justa. Por el contrario, es necesario intervenir enérgicamente en los procesos y dar las disputas que haya que dar, pujando para que los objetivos históricos del campo popular se hagan reales. En síntesis, la vía para materializar esos objetivos es a través de la organización y la construcción del poder popular, pero también, y en igual medida, en desarrollar una táctica que permita intervenir en los procesos electorales en miras de quebrar la hegemonía de los partidos tradicionales.
3- Sobre el escenario electoral en la ciudad.
a- Lo prioritario en esta elección:
Evaluamos que la prioridad es el fin del macrismo en el Gobierno de la Ciudad, que somete a las grandes mayorías a la pobreza, el desfinanciamiento en materia de vivienda, educación y salud, como a la persecución y represión de las luchas populares. Al ser prioritario, apostamos al Movimiento Proyecto Sur como el espacio estratégico para enfrentar al macrismo; sin dejar de reconocer la calidad de los militantes en las otras listas de izquierda.
Entendemos que este espacio (que en el 2009 se constituyó como la segunda fuerza con un 24%) es el reflejo de una realidad política que se encuadra en nuestro objetivo prioritario: sacar a Macri y conformar un gobierno popular en la Ciudad.
b- ¿Es Filmus progresista?:
Es una visión equivocada disociar la figura de Filmus (junto a su manejo discursivo y mediático) de las alianzas que representa, conducidas por lo peor del partido justicialista y no resaltar su condición de vocero de un proyecto hegemónico de un sector importante de la derecha en la Argentina. El Kirchnerismo en la Ciudad difícilmente genere algo muy distinto (a corto o mediano plazo) de lo que genera el Kirchnerismo en la Provincia de Bs As con Scioli, o en la provincia de San Juan con Gioja, en Córdoba con Schiaretti y de la Sota de la mano del fraude político, en Formosa con Insfrán de la mano de la persecución y el saqueo de tierras y recursos que defienden nuestros pueblos originarios, entre otros. Al fin y al cabo, todos son engranajes de un mismo proyecto hegemónico en la Argentina.
c- ¿¿¿¿Es lo mismo votar a Filmus, a Pino, a Zamora o al FIT???:
No. Pino Solanas se constituye como el candidato de un espacio que trae un programa político integral que compone un sistema de democracia participativa, con un fuerte anclaje en lo social, educativo y salud para mejorar el estilo de vida de todos y pensar en aquellos que todavía no resuelven los grandes problemas de vivienda y transportes. Bajo la consigna “Entre Todos Podemos” Pino llama a todxs a ser parte de un proceso de transformación política y social, a pensar en una Ciudad que amplíe sus trincheras y que no diferencie norte de sur, ni centro de periferia, sino “TODXS” para que haya equidad y justicia social. Los movimientos políticos y sociales que acompañamos la candidatura de Pino a Jefe de Gobierno, somos un espacio antagónico al bipartidismo por definición, que encarna un proceso de transformación estructural y con vocación de representación, que ninguna de las otras opciones podrían llevar adelante.
Es solo una chicana televisiva del PJ-K, al mejor estilo Clarín, hablar de que Pino hace acuerdos con la derecha. Sería bueno explicitarlo más que utilizarlo como cliché. De la misma forma, habría que ver en que iniciativa, acción o ley eso sucedió o sucede. El inter- bloque Movimiento Proyecto Sur ha votado y elabora proyectos en el Congreso Nacional que no difieren en absoluto con el programa político que lleva como bandera.
En síntesis, entendemos que en medio de un planteo plagado de ambigüedades y contradicciones, los compañeros independientes no se encuentran a la altura de las circunstancias. Al desligarse de toda posición sobre una opción electoral su posición se torna directamente funcional al macrismo en cuanto a la dispersión del voto opositor, como a los aparatos políticos, punteriles y mediáticos que redoblan su poder ante la dispersión de las fuerzas progresistas.
Las urgencias en la Ciudad son hoy. La mortalidad infantil, la represión, la falta de vivienda digna, el abandono de la salud y educación públicas, los negociados de saqueo entre empresas privadas y el Estado, la pérdida del espacio público, son problemáticas y derechos vulnerados que nos exigen con urgencia ir dando respuestas en cada coyuntura mientras fortalecemos una opción a largo plazo. Como decíamos, “sin prisa pero sin pausa” hay que ir dando pasos que le achiquen el terreno a los partidos tradicionales y a las nuevas expresiones de la derecha, sin esperar que caiga del cielo algo que exprese cabal, pura y de forma idealizada, lo que imaginamos en una construcción popular. Es por ello que invitamos a los compañeros a hacer una relectura del proceso argentino y retomar los análisis de Alvaro Linera sobre el proceso boliviano, para entender algunos de los procesos que en America Latina se dan con similar característica y volver a pensar que hacer en la Argentina.
4- Somos la juventud que no se conforma
Somos parte de la juventud que no se conforma. La que no le cree al falso progresismo del gobierno. La que construye desde abajo para cambiar la realidad de fondo. La que no quiere retroceder ni conformarse con lo que hay porque “es lo mejor que podemos tener”. La que en estas elecciones se la juega, y se la juega no solo para ganar, se la juega para dejar bien claro lo que una porción cada vez más grande de la sociedad reclama: un futuro mejor para todxs. Somos parte de la juventud que hoy apuesta a Pino en la Ciudad, apuesta a Luis Juez en el Frente Nuevo, como en Santa Fe con el Socialismo. La juventud que apuesta a una propuesta opositora a la izquierda del gobierno con Binner presidente y un Frente Amplio y Progresista que ya ganó la primer batalla: conformar una herramienta independiente del bipartidismo y del poder económico, uniendo sectores de izquierda, del progresismo, de los movimientos sociales y sindicales, que sienta las bases (y no el techo) de un proyecto emancipador para la Argentina.
El desafío de ir superando cada vez más una alianza y aglutinamiento progresista electoral y llevarla a la construcción de un Frente Progresista a nivel nacional se pone de manifiesto frente a nosotros. Debemos construir una opción progresista a la izquierda del gobierno que tome como banderas principales, la defensa de los recursos naturales, la reforma impositiva, gravar la renta financiera, la redistribución de la riqueza, la equidad de género y la construcción de políticas públicas que incorporen también a los sectores juveniles. En esta nueva herramienta se debe plantear otra cultura política alejada del burocratismo y la corrupción, abandonar los debates en mesas chicas y plantar una democracia participativa desde las bases.
Vemos que este año por primera vez desde la recuperación de la democracia en 1983, las fuerzas progresistas van a la disputa del gobierno -con fuertes posibilidades de lograrlo- en tres de los cuatro principales distritos del país. Con Luis Juez en Córdoba, los Socialistas en Santa Fe y Pino Solanas en la Ciudad de Buenos Aires, se abren posibilidades concretas de que expresiones por fuera de los partidos tradicionales gobiernen sobre casi el 30% del electorado nacional. Un hecho potente e inédito, que refleja que a la izquierda del gobierno kirchnerista -y del radicalismo- no está solo “la pared”, como gustan decir. Más aún, las fuerzas populares presentaremos también en los próximos comicios una opción electoral que le dé batalla al bipartidismo, tanto en las presidenciales como en la estratégica provincia de Buenos Aires, con el objetivo de sentar las bases para la construcción en los próximos cuatro años de una alternativa política que busque decididamente el gobierno en el 2015.
En este proceso debemos pujar por que "La representación política sea un gran Frente Nacional y Popular que exprese a todo el pueblo, punto de unidad para la acción de las fuerzas políticas y sociales que comparten la lucha contra la dependencia, el neoliberalismo, y un programa común de país. Entendemos que la garantía de solidez y amplitud en la construcción del mismo que permita alcanzar el triunfo, tal como lo enseña nuestra propia historia, es lograr un fuerte peso en la conducción de dicha alianza de los sectores populares más consecuentes y decididos". En todo frente político progresivo para la sociedad se encuentran las fuerzas políticas consecuentes y las vacilantes. El desafío en cuestión es lograr la dirección de esa alianza para alcanzar los objetivos inmediatos y estratégicos. Por todo esto, desde el Movimiento SUR y la Agrupación Secundaria Sudestada, convocamos al movimiento estudiantil a tomar esta herramienta política con nuestras manos. A militar un proyecto político de jóvenes comprometidos con su pueblo.
Unidos Venceremos
"Lo importante no es sólo entender el mundo de otro modo,sino también hacer algo para cambiarlo." Gramsci
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